Eritis sicut dii, le dice la Serpiente a Eva invitándole a probar el fruto prohibido del árbol de la ciencia del bien y del mal: seréis como Dioses. Y como Dioses creamos mundos ex nihilo. De mundos creados de la nada va este blog, de mundos literarios. Aquellos que Pablo Solares Villar -el autor de esta bitácora- ha ido pergeñando a lo largo de los años. Mundos que no se resignan a ser olvidados en un cajón o en un rincón del disco duro, que desean ver la luz. ¡Bienvenid@! Espero que te encuentres a gusto aquí, y que te animes a dejar algún comentario. ¡Estás en tu casa!

'La franquicia griega' (microrrelato)

[Este microrrelato en forma epistolar fue publicado en el nº 3 de la revista cultural "Felechos y Cotolles"].


Estimado amigo,
A propósito de sus comentarios sobre la situación de Grecia tengo que confesar que al principio me costó decidirme. A pesar del consejo de mis asesores yo no lo veía, ni con mucho, tan claro. Pero no cesaron de alabarme las oportunidades de negocio con el gobierno de Caramanlis, y una vez en marcha las obras para los Juegos Olímpicos –y recordando los pingües beneficios que dejara en mi cartera la olimpiada de Barcelona– acabé metiéndome de lleno en el mercado griego. Como bien sabe, de acuerdo al mandato de nuestros lobbies el FMI inyectó dinero a espuertas en el país, tarta de la cual una tajada sustancial me acabó tocando. Necesité invertir, claro, una fuerte suma en comisiones y sobornos, pero el retorno de este capital era seguro y es un modo de trabajar que nunca me ha desagradado.
Como imaginará tuve que quitarme el sombrero ante mis asesores y reconocer que mis iniciales reticencias eran infundadas: Grecia era un negocio seguro en el que todos estábamos ganando, tanto los mercados financieros como quienes nos dedicábamos a negocios menos arriesgados y más tradicionales. No obstante algunos nos pusimos nerviosos cuando la izquierda de Papandreu ganó las elecciones, y decidimos que había llegado la hora de mover los hilos, apretando un poco las tuercas al estado griego: como recordará descubrimos las cuentas en negro del anterior gobierno y de inmediato los compañeros de Fitch degradaron la calidad de su deuda hasta el bono basura. Podría llegar a ser contraproducente –de hecho la Bolsa se desplomó el mismo día–, pero sólo con grandes riesgos hay grandes beneficios, y el nuevo gobierno parecía dispuesto a morder el anzuelo, como finalmente hizo. Supongo que compartirá mi opinión de que no sólo lo mordió, sino que tragó medio sedal.
Ahora, en efecto, estamos desmenuzando el país y repartiéndonoslo: ha sido mejor que lo de Argentina hace diez años. Yo personalmente me estoy metiendo en el área de la sanidad privada y la distribución farmacéutica, además de seguir en el negocio inmobiliario: estoy haciéndome con una bonita colección de islas. Habrá oído por ahí a algunos agoreros que afirman que no podemos seguir apretando así a los griegos si no queremos ahogarles, pero yo discrepo: podemos seguir apretándoles y podemos seguir ganando mucho dinero, incluso más quizás. Sólo hace falta elegir la inversión adecuada y tener la suficiente visión de negocio. Tras estudiar las noticias que llegan día sí y día también de manifestaciones, huelgas y conflictos en las calles de Atenas y otras ciudades helenas yo lo tengo claro: he reinvertido una suma desorbitada en el sector de la industria armamentística. Si algún día el pueblo griego se alza en armas, no tengo dudas de que –tras pasar por caja– disparará mis balas.
Reciba cordiales saludos, míos y de mi esposa.


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